Ensayos y Críticas
Marta Traba era un crítico de arte y escritor conocido por sus contribuciones al arte y la literatura de América Latina
Ingreso: Abril 18, 2016.
Cirlot Tharrats, Georges Peillex, Sánchez Camargo, Cirici Pellicer, Del Castillo (críticos españoles y franceses) han escrito sobre Tábara. Poética y analíticamente han encontrado los signos, ordenaciones, apelación a símbolos, tradiciones esotéricas, ritmos, texturas, efectos mágicos, arquitecturas, delicadeza cromática, sabiduría del empaste, trasfondo religioso. La obstinación de buscar y hurgar en los cuadros de Tábara parece estar en relación directa con su hermetismo.
Son obras cerradas, desdeñosas de cualquier explicación; por eso se las explica tan tenazmente en un mundo plástico como el nuestro, donde la obra de arte se ha vuelto, cada vez más un acto justificado por los intérpretes.
Por eso, porque la obra es hermética, prefiero no escribir acerca de ella. Sentiría que profano un secreto y lo deduzco a las fórmulas de un quehacer artístico perfectamente accesible como el de los informalistas españoles. Creo que el tema a tratar no es, pues, la disección del cuadro sino la posición de Tábara frente a un informalismo que ha utilizado sólo como un medio para expresar sus relaciones y visiones con un mundo precolombino desaparecido.
Grecas, triángulos, octágonos, rombos, círculos, arabescos, cuadrados, constituyen la base geométrica de los elementos ornamentales precolombinos. Tábara los desaloja de sus sitios de origen –vasos de cerámica, piezas de orfebrería, esculturas formas arquitectónicas-, los transforma en una caligrafía repetida y alucinante, sin principio ni fin, y el cuadro se vuelve, como las paredes de Karnak o como el calendario azteca, la exposición de un lenguaje.
No hay ninguna pintura en Latinoamérica que, como la de Tábara, exprese tan exactamente el no-ser indígena. Sería preciso añadir, sin embargo, que ese no-ser, esa claudicación obstinada ante la vida activa, está profundamente impregnada de poesía.
Joan Brossa
Poeta español en lengua catalana para el que no existían distinciones de género.
Ingreso: Abril 21, 2016.
El sol llegará al asar los musgos. Si pensamos en la continuidad de las cosas, tendremos que creer en el universo. La vida tiene raíces serenas aunque veamos demasiadas luces sobre el agua turbia. Las rocas protegen los bajos de montaña. El instante ondula y el arte no deja de moverse. Mi amigo Tábara a fuerza de ahondar unos pasos, inyecta el inca en sus cartas. El recurso de la geometría, que debe a su país ancestral, se vuelve reflejo de horizontes soterrados donde las sombras subsisten y los terrores tiene un nombre que pierde en el paisaje el recuerdo de mil tardes. Caras y más caras hacen un espiral y las raíces no callan en los instrumentos. La historia tiene altos y bajos y entre los matorrales hay muchos catres abandonados. Cierto. Pero es preciso llevar la experiencia hasta el límite. Los vecinos más cercanos a Tábara, a siglos de camino, son los incas, y ellos mismos rigen su pintura. Mi amigo se tatúa de azul bajo un sol de fuego; las fiestas se repiten y la imaginación descifra muchas consecuencias.
Sucede que los hombres somos como islas, llenos de experiencia. He aquí la piragua que nos embarca. En Barcelona, mil veces habíamos hablado con Tábara de los temperamentos, de la diferencia de los árboles y acabábamos poniendo el pensamiento al lado de las obras. Pero yo convenía que las cosa que daba verdadero sentido a aquellas paredes era solo la esencia de sus cuadros tan diferentes: un todo homogéneo del cual las pinturas no eran sino formas transitorias. Él lo dudaba todavía, un poco alucinado al pico del informalísmo.
Ahora, por fin aquel museo fascinante no peligra ya…Veintitantos años después de su primera instancia en Europa, el pintor consigue funcionar el espíritu y la proximidad inmediata (o hacer de ello un contrapunto). Más allá de los simples efectos, exalta la naturaleza en un mando de energía enterrada de un pasado inmemorial. (una acción parecida a la de Wilfredo Lam respecto al espíritu africano.) Hostil a toda intención anecdótica, levanta un viento rebelde. Me complace el haber sido uno de los primeros en constatarlo. En el curso de la obra de Tábara se cruzan muchas rayas y, no obstante, siempre descubrimos en ella una imaginación magnética.
Carlos A. Areán
Poeta, crítico e historiador de arte español. Licenciado en Derecho y Doctor en Filosofía y Letras.
Ingreso: Abril 25, 2016.
El mestizaje cultural, hermano de lo estrictamente artístico, le da así su plenitud de sentido a la pintura de Tábara. Y no tan sólo a la no imitativa, sino también a la figurativa desde los cuadros de temática social de los períodos iniciales, hasta los árboles míticos de Iberoamérica, incorporados a unos contextos casi surrealistas y siempre mágicos.
Aunque no hubiese realizado esa síntesis, Tabara habría sido un pintor excepcional, pero carente de magia. La alcanzó, no obstante, con clarividencia y tesón, tras largos esfuerzos, y ello lo ha hecho convertirse, con magia y con espíritu
proselitista, en uno de los más grandes pintores de Iberoamérica y en uno, también, de los más generosos y auténticos.
El futuro es suyo y con los éxitos que todavía lo esperan contribuirá brillantemente a crear un clima de superación que es el que contiene iberoamericano necesita para alcanzar su unidad y para conquistar ese gran futuro que sus más egregias personalidades habían presentido desde los días de la independencia hasta los que ahora vivimos en medio de una muy compleja crisis de crecimiento.
Georges Peillex
No especificado.
Ingreso: Abril 22, 2016.
La forma asume sus derechos, se vuelve más regular y se provee de una gran vivacidad cromática. Es la vuelta a un lenguaje más estrechamente ligado a las oscuras sombras de la magia, es también volver a una geometría que no debe nada a especulaciones intelectuales o de cálculo, pero que es fiel expresión de un vagabundaje por los dominios de la psique.
Las construcciones formales no tienen un valor plástico; están también cargadas de significación simbólica. A partir de aquí, Tábara ha entrado en una fase decisiva de su carrera.
Su pensamiento y estilo han tomado una forma no definitiva, porque un artista joven no puede poner límites a su evolución, pero perfectamente desgajada de toda enseñanza extranjera y estrechamente ligada a su personalidad, de tal modo que la ha construido con evidente madurez.
Jaqueline Barnitz
Un registro notable de publicación acompaña a su carrera como educadora distinguida.
Ingreso: Abril 12, 2016.
Si ya es admirable en este artista su asidua perseverancia en el trabajo que desde el naturalismo de su primera época tomara contornos firmes y decididos, más lo es su afán investigador que no le permite radicarse en su misma instancia creadora, si proyectarse hacia derroteros distintos; su excelente dominio de la composición, su insistente labor sobre el color y su utilización de empastes y texturas que facilitan la transposición de la signología precolombina se constituye en otros tantos méritos suyos.
Tábara encuentra caminos originales para adaptar el informalismo español a sus formas autóctonas de expresión. Los críticos de arte lo han elogiado por haber buscado temas de su propio origen. Pero más importante es el hecho de que Tábara completará sus síntesis sin hacer concesiones regionalistas. Pese a que los artistas en el Ecuador estaban familiarizados con los franceses y españoles contemporáneos, la influencia de la obra de Tabara sobre sus colegas artistas ha sido enorme.
La obra actual de Tábara muestra una equilibrada combinación de elementos orgánicos y constructivistas, incorporando los primeros a verse en forma real o implícita que nos recuerda vagamente al constructivismo universal de Joaquín Torres García. Se lo admira por mantenerse libre de la tiranía y demandas comerciales y por su habilidad de honesta creación mientras avanza el contacto con su tiempo.
Marco Antonio Rodríguez
Fué presidente durante dos períodos de la Casa de la Cultura Ecuatoriana Benjamín Carrión.
Ingreso: Abril 28, 2016.
Lo que no han atinado a comprender quienes han estudiado la obra de Tábara es que estos elementos (piernas y pies) no se distancian de su precolombinismo. Son piernas y pies atravesados por esta misma impronta: piernas y pies de la erranza –fractura de las dos coordenadas que rigen la historia: tiempo y espacio-; piernas y pies arraigados en la tierra, asidos a ella, amándola, condenándola, yéndose de ella y volviendo a ella, sosegados, veloces; piernas y pies que vuelan (aquellos que yacen como pájaros en árboles abrumados de sapiencia); piernas y pies (y luego sólo pies) del tiempo y del contratiempo, pies esclavos y pies liberados, pies que bailan, ríen, aman y convocan a la esperanza; pies indios y pies mestizos (calzados y aderezados), todos cumpliendo su condena , pero también su redención, de la mano de su hacedor.
Y la fiesta de colores en la mayoría de ellos: colores ricos, límpidos o mezclados en las más disímiles fórmulas para obnubilar al espectador. A veces los fondos se neutralizan o se apagan para dar otra versión al sentido de las obras. Primitivismo pujante, más, mucho que ‘mestizaje’, lo aborigen, lejano, inaccesible para los profanos, fluye en todo lo que toca Tábara- ¿hay algún buen espíritu de nuestra cultura milenarista (Valdivia) remetido en su ser? Es posible-. Síntesis: Hechicería y contemporaneidad.
Adivinación. Resurrección de un arte que debió haber estado corriendo por nuestra América siglos antes de la conquista. Tábara: siempre él mismo, pero siempre nuevo. Ahora funge de entomólogo. En la selva tropical, en la más antigua –aluciantede tan hermosa-, en sus vientos antiguos, en las rumoraciones de sus ríos, en las especies más secretas, en hexápodos y escarabajos de oro, en el alfabeto perdido de nuestros taitas dioses, sigue aprendiendo Enrique Tábara la inextinguible lección de su gran arte.
Manuel Esteban Mejía
Vive actualmente en Quito. Ha vivido en Francia y España.
Ingreso: Abril 26, 2016.
Cada nueva exposición de Enrique Tábara es una celebración de la vida, porque su pintura, sobre todas las cosas, la reivindica. Pero no es suya una celebración que pueda mensurarse a partir de referencias que señalen ese gozo del ser humano, sino porque en este autor pintar o dibujar es encadenar un placer que termina en concretarse en la imagen plástica.
Este placer de producir no es ajeno al de pensar la obra, como el de pensar no es distinto al de sentir. Es que esas distintas fases integran la realidad humana del artista, quiero decir están en él y no solo se generan a partir de él, por lo que ese gozo puede descubrirse en su pintura es, en verdad suyo de su ser, don al que invariablemente veremos reflejado en su trabajo.
En la actual etapa de su arte, TÁBARA involucra a los insectos como signo y forma de una obra en que, sin cesar, se cumple un desarrollo dinámico. Digo que si años atrás estuvieron presentes piernas y pies, luego árboles y selvas, hoy están los insectos, pero esta nueva presencia no afirma una ruptura con las etapas anteriores, sino que las continúa aunque reemplace al sujeto principal de la imagen, su motivo más evidente.
Los insectos de TÁBARA son criaturas de una existencia simbólica en lo cultural ecuatoriano. Por eso no son solo los animalitos de trópico a los que se tolera en la cotidiana rutina, sino expresiones de un modo de ser al que no se puede aplicar las visiones dramáticas o patéticas que poseen en algunas otras concepciones y obras.
Claudio Mena Villamar | Quito, Agosto 1896
Periodista, Un estilo suelto y agradable del periodismo moderno.
Ingreso: Abril 12, 2016.
Enrique Tabara ha sido de los pocos artistas ecuatorianos que ha alcanzado un renombre más allá de nuestras fronteras y de modo especial, en Europa. En el arte ecuatoriano, Tabara tiene ya un lugar destacado ay así lo han apreciado lo9s críticos que se han acercado a su obra.
Sobre sus antecedentes, solo pondré de relieve el papel destacado que tuvo Enrique Tabara en el renacimiento d la pintura informalísta española, junto a Canogar. Millares, Tapies y todos esos grandes artistas que dieron un impulso renovador a la pintura española actual. Así lo ha reconocido de modo expresó José María Moreno Galván en su libro “Panorama en la pintura española contemporánea”.
A pesar de que Enrique Tabara pudo haberse quedado en Suiza, España o en Francia donde su obra ha sido disputada por marchantes y galerías, decidió regresar a su patria para continuar nutriéndose de una sabia propia que, bajo diversas formas, siempre ha aparecido en su obra. Hace algún tiempo fueron signos esotéricos que nos transportaban a un pasado precolombino, ahora son plantas, hojas y vegetales por donde siempre transita en hombre casi invisible cuyas piernas se integran a la composición como para recordarnos que el hombre tiene que integrarse a la naturaleza.
El mundo de Enrique Tabara es telúrico y mágico, como es nuestra América. Desde cuando Enrique, todavía muchacho pintaba con delectación dibujos de alas de mariposas, hasta ahora que puebla sus cuadros de troncos, hojas y piernas, existe una línea de continuidad en la esencia y en la inspiración de su arte. Ha ganado en madurez y experiencia, pero su ser de hombre americano, enraizado en su tierra, es un arte de Tabara un factor constituyente que jamás se ha diluido en los ismos o las modas.
Lenín Oña
Ha estado a cargo durante muchos años de la cátedra de Historia del Arte en la Facultad de Artes de la Universidad Central del Ecuador.
Ingreso: Abril 18, 2016.
Siempre con esa irrefrenable atracción por al búsqueda que lleva al hallazgo, que caracteriza toda su trayectoria, ha incursionado por el fauvismo y el abstraccionismo, las máquinas y los objetos rituales, y hasta por los vecindarios del constructivismo y el pop. En esta onda se sintoniza, de alguna manera, una de sus más recurrentes expresiones: los “pata – pata”: pies desnudos o calzados, piernas desnudas o vestidas, que lanzan sobre el lienzo algún disparatado ritmo tropical, en evidente invitación al humor – elemento muy poco frecuente en el arte ecuatoriano – o se inmovilizan como signos crípticos.
Es improbable encontrar en la pintura del país un artista de tanta imaginación plástica como la suya. Por ahora la empeña en resucitar uno de sus primeros motivos, los árboles. Pero ha retornado haciéndoles florecer con los frutos que le son predilectos: los “pata – pata”.