Luego de su paso por el expresionismo, con influencias del realismo social, incursiona en el constructivismo abstracto, bajo la Influencia del maestro Joaquín Torres García, pintor uruguayo de origen español, desarrolla una pintura basada en el plano de color, la línea y la geometría, escudriñando la unidad de la obra por medio de la estructura y el manejo del espacio, una filosofía pictórica, basada en la exploración de la identidad latinoamericana en las huellas que se remontan a tiempos ancestrales, en los que el hombre de América buscaba la esencia de su ser en el barro y el fuego plasmado en la herencia del arte pre colombino, propuesta artística al servicio de la conciencia y la armonía del orden universal. A mediados de los 50 viaja a Europa y en Barcelona se vincula al Grupo de los Informalistas, con quienes compartió experiencias y al cual aportó ideas y técnicas, llegando a ocupar un lugar importante en la plástica española. Tábara se afianza en el ambiente pictórico de Barcelona, su estancia confluye y se identifica con Joan Brossa, Jean Josep Tharrants, Modest Cuixart, integrantes del grupo Dau-al-set, uno de los más representativos de la posguerra española, del que Antoni Tapies, era integrante y portavoz, su influencia inspiró en Tábara la invención de formas fantasmagóricas de dibujo recortado, distribuidas sobre fondos de cromatismos altamente refinados. Esta relación da como resultado, una larga serie de obras, que mas que informalistas o neofigurativas, eran mágicas y surrealistas, con una notable dosis de misterio y encanto. Estos años fueron fundamentales para Tábara, porque le estimularon a desarrollar una pintura vanguardista que fue muy bien acogida en Europa, logrando consolidar un estilo único que se caracteriza por un dibujo de gran sobriedad cromática y una particular geometría de corte modernista. Comienza a introducir en sus pinturas el entramado y texturizado que continuará desarrollando durante toda su vida. PREMIO INTERNACIONAL DE PINTURA ABSTRACTA Hay que anotar que lo decisivo en él es su voluntad, y de hecho su capacidad talentosa, el éxito en su viaje a España, teniendo en cuenta que la formación de una persona de sus recursos no era expedita para lograr el mayor de los éxitos en España sin embargo su capacidad, su creatividad, su propio talento y las ganas de hacer algo por el arte, convergen para dar a Enrique la posibilidad de marcar una época del arte latinoamericano en España y conjugar este con los artistas de moda de la época. En 1960 el galerista suizo Georges Kasper convoca por segunda ocasión al Premio Internacional de Pintura abstracta en el que gana el primer premio por unanimidad. Ello le permitió realizar varias exposiciones auspiciadas por Kasper en las Galerías Layetanas de Barcelona 1957, en el prestigioso Club 49, en 1958 y en la sala Neblí de Madrid en 1959, su reconocimiento en Europa fue tal que André Bretón lo invitó a representar a España en el Homenaje al Surrealismo junto a figuras de la Talla de Salvador Dalí, Johan Miró y Eugenio Granell. En ese mismo año su obra más importante inició un periplo que la llevaría por las salas y galerías de Lausana, Milán, Bichan, Grenchen, Viena, Lisboa, Munich y Washington y de regreso a Madrid y Barcelona, ciudad donde recibió la visita de Johan Miró, varias veces, en las que conversó con él y le obsequió una de sus obras gráficas, que Enrique Tábara guarda con inmenso aprecio.